lunes, 18 de enero de 2010

Queremos barro! barro! queremos.... ¡Barro!

Hooolaaaaa!!!! Queridos ninios y ninias!!!!

Vaya parón el de las navidades!! Juel!! Pero bueno, ya estamos por aquí de nuevo, el caballero andante y su jaco rocinante. Jejejejeje.

Pueeees, el sábado habíamos quedado, pero justo a la hora, se pone a llover, ihhhhssss, vaya por dios... llamada de Laure y que ande vamos!!! Tela, que no salimos... joeeerrrr. En fin, pal domingo. Y por fin... llegó el domingo!!! Ahhh, ansiado domingo!! No se nota nada que tenía ganas de salir... y no os cuento Laure. Un mes de parón paternal!!! Un mes!!! Jejeje, si es que, ya que de por sí es responsable, ahora además padre responsable.

Bueno pues a las 10:30 en la rotonda de las Cruces. El destino: Encontrar la Merchana, y ver el pequeño salto de agua. Y por dónde, pueesss visto lo que había llovido, uf, la cuesta de barro bermejo... nose nose. No creo que esté condiciones. Fale. Pues intentamos dar un rodeo.

Recorrido realizado según mi Garmin (mua, mua, mua, mira que le quiero).

Bien, pues como siempre, saluditos a la gente que estaba por allí con la MTB, hola hola hola... y vamonos. Por cierto, que Luis, el cachondo nos manda un mensajito que a las 9:30 ¡acababa de llegar de San Antón!!!! Pero Tío!!! Que vas a perder la salud!!! Jejejeje, anda que está el muchacho en la edad!!

Ale, para las cruces, por el camino paralelo a la carretera. Mucha gente andando en un sentido, en otro. Nosotros, bien. No hacía nada de frío, es más la temperatura era algo alta, y al principio un poquillo de calor, y la ligera brisa, pues fantástica. Aunque los guantes largos, y las polainas de neopreno, no sobraban. Laure estrenando culotte, yo zapatillas y Sara, la pobre nada, porque el vale de los reyes magos, sigue siendo eso, un vale.

Por ahora, el camino un poco blando, pero transitable. Pasamos el Ortiga por encima, y la siguiente a la derecha, y ohhhhh.... comienza el embarre! Joer que charcos y que cantidad de barro... vamos que ya desde el principio nos pusimos perdidos. Como el objetivo era pasar del bosque de eucaliptos hacia el otro lado, pero por la parte derecha, continuamos girando siempre hacia la dererecha. En esta parte las pistas estaban bastante bien, la bici se agarraba pero se podía circular, y sin sensanción de descontrol. El ritmo, tranquilo. Tampoco teníamos prisa, total para rodar el primer día y hacer 30 km pues nada, tampoco era para ponerse hacer el loco.

En un ir y venir de cortes de camino, que si a la derecha, que si a la izquierda, llegamos a un olivar, descendemos una cuesta muy apañá y llegamos al otro lado de los eucaliptos, y cogemos el primer camino a la izquierda. Esta es la zona que llamamos de toboganes, porque es un constante ir y venir de subidas y bajadas.

Ya no sabría decirmos, si era el tiempo que hacía que no salíamos, el airecillo en contra que se había levantado, o el terreno tan, tan, tan blando, que no había manera de avanzar. Coño!!!! Pero si es que utilizamos los desarrollos más largos, con el plato mediano!!! Uf, uf, uf... cooomo se agarraban las ruedas. La bici pesaba una tonelada!!! Bien, pues pasados unos pocos de toboganes, y después de unos 2 km, llegamos a la base de las cuesta de barro bermejo. Je!!! Ahora empieza lo bueno. Nos metemos en un camino en el que había ciento un mil rodadas sobre barro rojo humedo y reblandecido. La bici... uahhhhh, para un lado, uaahhhh, para el otro. En la rueda, ya ni se veía el dibujo, y aquello agarraba menos que un pulpo sin tentáculos! Las ruedas, ya eran de color rojo. Sip. No tenía dibujo, no se veían ni tacos y goma, ni nada... solo una cosa roja, que no agarra y que resbala que no veáis...

Y nosotros, seguimos. El trasero lleno de barro, la cara llena de barro, las ruedas, la bici, la mochila, todo era barro. Unos kms más hacia delante, un grupo de motoristas. En seguida, se señalaron los unos a los otros, la presencia de un obstáculo y redujeron la velocidad. Chicos, un 10 no, un 11 o un 12!!! A eso se le llama respetar a los demás. Chapó!!!! Con gente así, da gusto encontrarse con el campo. Para corresponderles, nos echamos hacia la derecha, sin parar de pedalear y saludito!!!

Continuamos, y más barro!!! Y más barro!!!! Y bici para acá y bici para allá!!!! Ya hasta nos salíamos por el sembrado que parecía que agarraba la bici un poco más. En fin, que andando andando llegamos al Arroyo de la Pantoja (siempre según el GPS). Y ahí ya, parada obligatoria. Porque el río traía agua.

Por la derecha, o por la izquierda???? Primero por la izquierda... puffff... imposible... mucha agua, mucha corriente y no se veía el fondo... lo que podría traducirse en pies muy muy muy mojados. Asín que... vamos por la derecha, y entre las retamas, ya vimos el caminillo y aunque tuvimos que meter los pies en agua, pues no hubo problemas. Primero pasé yo, y luego ayudé a Laure y Sara a pasar las burritas. Veís el lado de allá del arroyo? Veís como está el camino, pues así fue todo el rato. Aquí os dejo, fotos de como estaban las bicis, a pesar de haber pasado por el agua y haberse "lavado" un poco las ruedas. Por cierto, que Sara ya las había estrenado y yo estaba estrenándo mis nuevas Shimano GoreTex, que junto con las polainas de neopreno del Decathón, es como si llevaras unas katiuskas.

Laure y Sarilla, posando. Jejeje, chulo el efecto camulaje de la rueda de la bici de Laure, eh?

Detalle de las ruedas de las burritas...

No la mires tanto, Laure!!! Que la tienes mu guarrilla!!!!

Eso sí, tanta, tanta agua, nos deja estampas del campo, que de verdad, merce la pena pararse un ratito y observarlo. Porque nuestra tierra es así de agradecida. Porque si con poca agua que caiga, nuestra tierra nos brinda ese verdor que tanto añoramos, con tal cantidad de agua que ha llovido, nos brinda sementeras como la que os muestro en la siguiente foto.
No me lo podeís negar, Extremadura es la mejor tierra del mundo!!!

Tras las fotos, continuamos "deslizándonos" por el camino, porque eso de andar por él era mucho pedir. Y tras cada charco, uno más grande, y tras cada zona embarrada, una con más barro aún. Y nosotros haciendo piruetas encima de la bici, para no terminar en el suelo y quedar cubierto por ese material viscoso de color rojo. Bueno, pues al final, llegamos al puente de piedra que está encima del río Guadamez y justo antes de la entrada a la finca Santa Natalia. Y aquí ya nos dimos cuenta que no sabiamos llegar hasta la Merchana. No hay ningún camino, ni ningún sendero que lleve hasta ella. Y según Google Earth, no debía andar muy lejos, peeero, nosotros no fuimos capaces de dar con el camino que llega hasta las cascadas. En fin, ¿qué hacemos? Oye, y si hacemos la trialera de los eucaliptos y volvemos por el badén?? Je! Sara y Laure estaban hasta el moño de barro, pero bueno, venga!!! Y.... pum-pum... dos tiros muy ciercanos, fale. Nos damos la vuelta por donde volvimos... juasssss... con lo chulo que tenía que estar el camino.

Bueno pues vuelta atrás, y por la carretera que estos dos no tenían más ganas de barro. Subida del reventón, bajada hasta las cruces tela de entretenida por la carretera. Por cierto, para los gilipollas que conducen y adentan con ciclistas en sentido contrario, tengo un dedito indice que les invito a utilizar para que se montén en él y pedaleen. Vaya panda capullos, que hay.

Pasamos el Ortiga, y salimos de la carretera hacia el camino. Y para casita!

El primer día de rodaje... 46 km, una media bastante baja (16-18 km/h) y casi tres horitas, de rodar tranquilo pero fatigoso. Un día muy entretenido para hacer equilibrismos sobre la bici. Y mucho barro... mucho mucho barro, tu quieres...¡¿Barro!?

Saludos querid@s biker y seguidores. Nos vemos por los caminos!

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